Ventajas del motor eléctrico respecto al de combustión
¿Qué es un motor eléctrico y cómo funciona?
El motor eléctrico es aquel que convierte la energía eléctrica en energía mecánica gracias a los campos electromagnéticos que producen las bobinas de su interior. Estos motores están compuestos, como mínimo, por el estator —la parte fija que no se mueve— y por el rotor —la pieza que gira—. Estos campos electromagnéticos se oponen entre sí y, al rechazarse, mueven el rotor.
Algunos de estos motores eléctricos pueden ser reversibles, es decir, actuar como generadores y transformar la energía mecánica en energía eléctrica. Incluso los hay que pueden producir los dos tipos de energía al mismo tiempo —como en el caso de algunos coches híbridos—.
El motor eléctrico se suele utilizar normalmente tanto en ambientes industriales como comercios y hogares. En nuestras casas podemos encontrar motores eléctricos en los ventiladores y otros electrodomésticos. Incluso algunos medios de transporte público se sirven de este tipo de motor en la actualidad. Los ejemplares más grandes los encontramos en trenes.
Este tipo de motor puede alimentarse por fuentes de corriente continua y alterna. Si se abastece de corriente continua, la energía eléctrica provendrá de baterías, paneles solares o cualquier fuente de alimentación que se encuentre en el interior de aquel dispositivo que funcione con un motor eléctrico.
En el caso de que el motor eléctrico se accione con corriente alterna, la electricidad se tomará directamente de la red eléctrica —por ejemplo, todos aquellos enchufes que encontramos en nuestro hogares—.
Cualidades y ventajas: el coche como paradigma
El motor eléctrico posee una serie de características que, por sí solas, ya dejan entrever la superioridad respecto a los motores tradicionales de combustión interna.
Por ejemplo, un motor eléctrico de un menor tamaño y peso tiene la misma potencia que un motor de combustión interna más grande y pesado. Además, el motor eléctrico lo puedes encontrar prácticamente de cualquier tamaño siempre que tengamos en cuenta el voltaje deseado.
Como veremos más adelante, su rendimiento y eficiencia energética es muy superior a la de los motores de combustión interna.
El funcionamiento del motor eléctrico no emite gases contaminantes, por tanto es una opción muchísimo más respetuosa con el medioambiente que el motor de gasolina o diesel. No obstante, no debemos olvidar que para producir la energía eléctrica que abastece las redes de suministro, las centrales si producen contaminación. Además, también reducen la contaminación acústica.
Por otra lado, el motor eléctrico suele estar autoventilado, por lo que no necesita ningún sistema de refrigeración o ventilación externa.
Pero para ejemplificar de forma mucho más clara las cualidades del motor eléctrico frente a las del motor de combustión, tomaremos como ejemplo el coche, una de las aplicaciones del motor eléctrico más deseadas y desarrolladas.
El principal reto de la industria automovilística para implementar el motor eléctrico es conseguir que el coche avance a una enorme velocidad gracias a la energía eléctrica almacenada en las baterías, sin estar constantemente conectado a la red de suministro. Es decir, dotarlos de mayor autonomía.
En el caso del coche eléctrico, se puede apreciar una gran potencia —entendida como la cantidad de trabajo realizada en un momento determinado— a velocidades bajas y medias en comparación con un coche de motor de combustión.
Además, el eje motor del coche tradicional no puede girar y se cala si las revoluciones por minuto son muy bajas —700 rpm o menos—. Por el contrario, el eje del motor eléctrico es capaz de girar con la misma par —o fuerza— a 30 que a 3000 rpm.
Como ya mencionamos anteriormente, el motor eléctrico supera al de combustión interna en lo que a eficiencia se refiere. Pero ¿qué quiere decir la eficiencia en este caso? Nos referimos a la relación que se establece entre la energía eléctrica que consume el motor y la energía mecánica que ofrece a cambio. El motor eléctrico posee una eficiencia energética de un 90 % frente al 30 % de los motores de combustión. Esta eficiencia se debe en gran medida a la «sencillez» mecánica de la tecnología del motor eléctrico.
Los vehículos con motor eléctrico suponen un gasto en mantenimiento muy reducido si lo comparamos con el derivado de las necesidades de los coches tradicionales, como cambios de aceite, filtros, etc.
En conclusión, podemos afirmar que el motor eléctrico supera en muchísimos escenarios al motor tradicional, a pesar de que aún le queda mucho desarrollo tecnológico por delante. ¿Podremos sustituir por completo los motores de combustible fósil? Seguro que el cambio de paradigma está más cerca de lo que pensamos.